LOS INGENIOS DE FUNDICIÓN DE LA CAVADA

LOS VALONES DE LAS TIERRAS MEDIAS DEL MIERA

Historia humana, literaria y sentimental que con rigor histórico desmenuza los acontecimientos que tuvieron lugar a lo largo de los más de doscientos años que permanecieron en funcionamiento las Reales Fábricas de Artillería de Liérganes y La Cavada. Se aproxima a este período sin abrumar con datos técnicos, pero siendo siempre escrupulosamente fieles a la historia. No solo trata de dar las frías cifras estadísticas y los datos que se generaron en torno al extenso período productivo, no obstante importantes y definitivos, pues sobre todo ello ya existen espléndidos tratados, sino también pretende trasladar al lector la implicación humana que se adhiere a ellos.  El libro es una invitación al lector a hacer una inmersión en el devenir de esta empresa, tanto en la gran historia como en esa pequeña intrahistoria que forjaron los hombres y mujeres que la llevaron adelante.

En estas fábricas se instalaron los primeros Altos Hornos de la península y de sus entrañas salieron los cañones que protegieron las rutas marítimas españolas y salvaguardaron los vastos territorios del Imperio más grande que conocieron los tiempos.

Abarca el período que va desde los momentos previos a su fundación, en el siglo XV, y todo el desarrollo de las mismas, hasta su cierre a principios del siglo XIX, haciendo especial hincapié en el personal flamenco que las atendió desde sus comienzos y en la importancia que tuvieron para abastecer de cañones de hierro fundido a la Armada española durante los siglos XVII y XVIII. Cabe recordar que, a comienzos del siglo XVII, una serie de familias provenientes de las llamadas provincias flamencas atravesaron media Europa, dejando atrás tierra, familia y amigos, para embarcarse en una incierta aventura en un país del que desconocían todo, lengua, costumbres, historia…

Así mismo, el libro se estructura con un desarrollo cronológico tanto de la etapa en que estuvo en manos privadas -aunque trabajando casi en exclusiva para el reino de España- como de su etapa estatal, donde dependió de la Armada española.

Hay un capítulo final dedicado a la fábrica textil que se abrió sobre los restos de la vieja fundición de hierro colado.